La crisis sanitaria por la que estamos cruzando ha sido difícil para todos los miembros de las familias ya que es una situación nueva y desconocida, lo que hace que muchas veces nos podamos sentir sobrepasados. Sumándose así más factores estresores a los ya existentes.
La dinámica familiar en la actualidad confluye de manera compleja, modificándose el significado de hogar de un espacio de descanso e interacción con los hijos desde el disfrute y momentos de esparcimiento, al hogar como un espacio de trabajo, estudio, deberes y quehaceres domésticos, donde la presencia de las figuras del padre y la madre, ya no son comprendidas bajo la percepción de la disposición total, sino que más bien desde la presencia del compartir un espacio con los hijos, sin contar con el tiempo para dedicárselos de forma efectiva.
Bajo esta mirada, debemos comprender y comprendernos como seres que bajo circunstancias complejas, nuevas y adaptativas, nos cansamos, angustiamos, nos podemos sentir frustrados, tristes o molestos y, que ninguna de estas emociones o sensaciones es sinónimo de ser malos padres. El decirnos internamente o expresar verbalmente ¡ya no sé qué hacer! o ¡ya no puedo más!, son pensamientos que suelen surgir en momentos de estrés.
Esto ocurre debido a diversos factores, tales como altas expectativas, las críticas o juicios provenientes del entorno o de nuestras propias exigencias o estándares. Lo que puede traducirse en esfuerzos por hacer todo correctamente, transformándose por tanto en factores que inciden de forma directa en el estrés parental. Por eso es importante tener en cuenta que el decir o decirse que: NADIE ESPERFECTO, toma un sentido profundo si lo analizamos y lo comprendemos de manera reflexiva en relación a nuestro diario vivir.
Por tanto, debemos saber que no tenemos súper poderes como los personajes de las películas, y que el único poder que poseen los padres en la interacción con sus hijos es el amor, comprensión y empatía.
ES IMPORTANTE CONSIDERAR
- Está bien sentirse sobrepasado en algún momento.
- Está bien sentirse cansado o agotado a veces.
- Está bien querer darse tiempos y espacios para uno mismo.
Nada de esto nos convierte en malos padres
La crianza no tiene por qué ser siempre un proceso solitario, podemos integrar a las personas cercanas nos rodean (mamá, papá, abuelos, tíos, cuidadores, etc) para construir, en conjunto, este proceso y que la responsabilidad sea compartida. ¡TÚ TE APOYAS EN MÍ Y YO ME APOYO EN TI!
SI NO NOS CUIDAMOS NI NOS PROTEGEMOS A NOSOTROS MISMOS, NO PODREMOS OBTENER LAS HERRAMIENTAS NECESARIAS PARA CUIDAR, PROTEGER Y ACOMPAÑAR A NUESTROS HIJOS.
Departamento de Orientación y Psicología