Recomendaciones para Padres y Apoderados: manejo de ansiedad y estrés

Los procesos de finalización de año, son períodos complejos y demandantes para cada uno de los integrantes del grupo familiar, debido a que cada cual se ve enfrentado a cumplir con metas, proyectos y con el análisis de aquellos objetivos y tareas que quedan pendientes.

El alto grado de demandas viene acompañado con pensamientos intrusivos alusivos al deber y al dar cumplimiento a lo exigido. Estos pensamientos pueden ser acompañados de tensión física, dolores de cabeza, irritabilidad, cansancio, desgano, desmotivación, etc.

Para enfrentar esto, existen estrategias de gestión del tiempo, las cuales han sido abordadas en boletines anteriores, de modo tal que en esta ocasión se entregarán estrategias basadas en proponer la modificación e incorporación de acciones a nuestra vida cotidiana.

El mindfulness es una técnica que busca que vivamos en el presente, el aquí y ahora. Esto se puede desarrollar en las acciones cotidianas que desarrollamos día a día y que hemos automatizado, tales como el caminar, manejar, comer, etc.

Si bien la meditación, es una estrategia efectiva para reducir el estrés, hay ejercicios que nos pueden ayudar a lograr este objetivo, sin modificar la rutina diaria.

La primera estrategia que se propone es:

Comer con atención plena:

Esto consiste en intentar poner atención a las distintas percepciones sensoriales que provienen de los alimentos, la presentación, olor, textura y sabor.

Luego de ello, debemos masticar y comer despacio, buscando sentir plenamente la riqueza de los matices que ese plato de comida nos presenta.

Se propone esto, ya que usualmente comemos rápido y tragamos sin saborear ni prestar atención a la acción que estamos realizando. Es por este motivo que resulta desafiante mantener tal nivel de atención y presencia mientras se come, aunque sea por unos minutos.

Caminar con atención plena:

Se propone extender los brazos y manos a lo largo del cuerpo y balancearlos al caminar de manera natural, luego al comenzar a caminar, hacerlo lentamente, siendo plenamente consciente del movimiento de las distintas partes del cuerpo.

Se debe llevar la atención a las sensaciones de los pies y de los tobillos a medida que se comienzan los movimientos, notar los cambios de presión a medida que se levanta un pie y se apoya el otro.

La respiración acompaña armónicamente el movimiento del cuerpo al momento de movernos. Por tanto, el poner atención a nuestra respiración, al viento y al entorno como si fuese la primera vez que se mira ese recorrido familiar, nos permite vivenciar de una manera diferente aquellos actos automáticos.

El caminar con consciencia plena, es ser consciente del momento que pasas de la estabilidad cuando tienes ambos pies firmemente apoyados en el suelo, a la inestabilidad cuando elevas uno de los pies para dar un paso adelante.

Comer y caminar con consciencia plena reduce la ansiedad, debido a que reduce la agitación mental provocada por las preocupaciones. Por tanto la acción de concentrarnos en lo que estamos haciendo en el momento presente, despeja de nuestra atención las inquietudes.

La atención plena, permite reducir el estrés y sus síntomas físicos y psicológicos. Permite aumentar la autoconsciencia  y desarrolla una mejora en el bienestar general, ayudándonos en el día a día a generar un equilibrio.