Nació en la ciudad de Copiapó, el 26 de julio de 1947. Realizó sus estudios primarios en el Liceo Atacama de Copiapó y en el Colegio “Manuel Tomás Albornoz” de los Hermanos Maristas en la ciudad de Constitución. Sus estudios secundarios los realizó en el Liceo de Hombres de la ciudad de San Bernardo.
Ingresa a la Fuerza Aérea de Chile en la Escuela Técnica Aeronáutica y obtiene los Títulos de Controlador de Tránsito Aéreo y posteriormente de Administrador de Aeropuertos. Se desempeña como Controlador de Tránsito Aéreo en los Aeropuertos de Los Cerrillos, Pudahuel, El Tepual en Puerto Montt y Carriel Sur en Concepción. Como Jefe de los Aeropuertos Chacalluta en Arica, Carriel Sur en Concepción y Mataveri en Isla de Pascua y Jefe del Departamento Aeródromos de la Dirección de Aeronáutica. Piloto y Oficial de Reserva de la Fuerza Aérea de Chile.
Efectuó un Diplomado en Finanzas en la Universidad de Concepción. Ingresa a la Orden Masónica el año 1992 en la Respetable Logia “Paz y Concordia” N° 13, luego se incorpora a la logia “Lorenzo Arenas Olivos” N° 197. En la Corporación Educacional Masónica de Concepción se incorpora el año 2000, periodo desde el cual ocupa los cargos de Secretario, Vicepresidente y Presidente, este último desde el año 2008 a la fecha.
Autor de los libros Respetable Logia “Paz y Concordia” Nº 13. Crónica histórica 1883-2003 (2003); 13 de la 13. Respetable Logia “Paz y Concordia” (2011); Recopilación histórica Logia de Perfección Grado IV Laurel Nº 3 (2016); Recopilación histórica Logia de Perfección Grado IX “Abnegación Nº 4, Campamento Concepción (2017).
En los últimos años ha participado como columnista en diferentes medios de comunicación, como son: Diario El Sur, Diario Concepción, Revista Occidente y Revista Masónica. Además de escribir artículos en Revistas especiales por 150 años del Club Concepción y por 120 años de la Respetable Logia “Tolerancia” N° 12 de Chillán. Abordando en estas publicaciones temas valóricos, educacionales y resaltó la importancia del laicismo en la sociedad actual.
En 2008, cuando asumió la presidencia de la Corporación, se administraban 4 colegios: Concepción Pedro de Valdivia, Concepción San Pedro, Colegio Técnico Profesional Los Acacios y Colegio Concepción Chiguayante. En 2012 abrió sus puertas un nuevo y moderno establecimiento educacional, el Colegio Fraternidad, y en 2017 el Colegio Alonso de Ercilla, de Hualqui, se incorpora a la red de colegios corporativos. Lo que hace que en el 2023 la Institución posea 6 colegios bajo su administración.
En los últimos años, la Institución ha sido dirigida de manera ininterrumpida por el socio Maximiliano Díaz Soto, acompañándole en la vicepresidencia el socio director Marcelo Medina Vargas hasta el 2022, y luego el socio director Alejandro Navarro Torres. Siendo don Arturo Hope de la Fuente su tesorero hasta 2022, oportunidad en que sume este importante
cargo el socio director Juan Ramírez Ortega. La secretaría de la institución la han asumido varios miembros: Gastón Stuardo Castillo, Néstor Ávila Urrutia, René Castro Lorca y Julio Pradenas Rivas.
Como se ha señalado, durante el período son múltiples las iniciativas emprendidas por los Directorios que se han ido conformando y que, de manera altruista y desinteresada, ponen al servicio de la Corporación su tiempo y experiencia, en beneficio del creciente número de estudiantes que en sus ya 6 colegios corporativos acuden a sus aulas en sus distintos niveles, desde la educación inicial a la educación media, pasando por la educación básica.
Uno de los sellos de su gestión fue la preocupación por el bienestar de los funcionarios, el disponer de espacios adecuados para el desempeño de sus funciones, el siempre estar muy atento a responder a las más diversas inquietudes de la comunidad educativas de los colegios.
Toda esta labor, se sintetiza y resumen en el libro “Maximiliano Díaz Soto. Biografía y aporte a la gestión de la Corporación Educacional Masónica de Concepción”, presentado el pasado 02 de noviembre.
Don Maximiliano Nelson Díaz Soto, nació el 26 de julio de 1947, en Copiapó. Su padre, Maximiliano Homero Díaz Altamirano, fue funcionario de la Fuerza Aérea de Chile en la especialidad de comunicaciones y su madre, doña Irma Ester Soto Rojas, se dedicaba a las labores de casa. Es el mayor de tres hermanos: Eduardo, profesor jubilado y Ricardo ya fallecido, oficial de tránsito aéreo.
Como es la tónica en las fuerzas armadas en nuestro país, su padre como funcionario de la Fuerza Aérea era trasladado continuamente de ciudad. Es así como a los pocos meses de haber nacido, Maximiliano junto a sus padres inició un peregrinar por las ciudades de Iquique, Antofagasta y Arica, hasta que, cumplidos los tres años de edad, la familia vuelve a avecindarse en Copiapó, viviendo en una añosa casona ubicada en calle J.J. Vallejos de esa ciudad nortina. Fue en esa ciudad donde la familia crece y nace su hermano Eduardo.
Alrededor de los ocho años y como producto de un nuevo traslado de su padre, esta vez a la ciudad costera de Constitución, ubicada en la actual Región del Maule, la familia Díaz Soto se radica en ella. La designación tuvo como objetivo formar parte del cuerpo de la Fuerza Aérea, destinado en dicha ciudad, para instalar una estación meteorológica y de comunicaciones.
Fue en esos parajes donde Maximiliano inició de manera más formal su escolaridad, luego de un breve y efímero paso por el Liceo Católico Atacama de Copiapó, ingresando al Colegio “Manuel Tomás Albornoz” de los Hermanos Maristas, establecimiento educacional que por aquellos años –al igual que el Liceo Católico de Atacama– tenía enseñanza primaria y secundaria, como se decía por aquella época.
En el colegio de los Hermanos Maristas, fue parte de numerosas actividades deportivas como culturales, entre los cuales destaca su participación en los scouts, en la banda del colegio y en el coro Champagnat, denominado así en homenaje al Patrono de los Maristas, Marcelino Champagnat.
Posteriormente, su familia se traslada a San Bernardo, donde Maximiliano ingresa a finalizar el primero año de Humanidades en el Liceo Fiscal de dicha comuna. Con nostalgia recuerda que se incorporó y perseveró en dicho establecimiento, pese a que con posterioridad la familia cambió de domicilio, a una casa quinta ubicada en el paradero 27 de la comuna de La Cisterna en Santiago.
En esa época del liceo combinó sus estudios con una faceta musical muy poco conocida, en un período emergente de la llamada “nueva ola” del cancionero musical popular chileno, formando parte de varios grupos musicales
Al terminar sus estudios de humanidades, ingresa el 1 de agosto de 1966 a la Escuela Técnica Aeronáutica de la Fuerza Aérea de Chile, como soldado alumno. Una institución creada, oficialmente el 25 de mayo de 1958 con el nombre de Centro de Instrucción para los Servicios de Protección al Vuelo, que desde el 16 de junio de 1964 pasa a llamarse Escuela Técnica Aeronáutica y que, en octubre de 1966, se adscribe a un convenio de asociación con la Universidad Técnica del Estado (actual Universidad de Santiago), a fin de otorgar categoría universitaria a los profesionales técnicos egresados de sus aulas, convenio que se mantuvo en vigencia hasta el año 1971.
Luego de hacer su práctica profesional en el aeropuerto de Cerrillos, el 1 de junio de 1967 recibe su Título de Controlador de Tránsito Aéreo de la Fuerza Aérea de Chile (EFAC 27230). Posteriormente, en Pudahuel trabajó en el Centro de Control de Aéreo y en la Torre de Control. Por entonces, este nuevo aeropuerto internacional era el segundo más moderno del país, porque Carriel Sur, inaugurado en 1967, tenía instalaciones de ayuda a la navegación aérea de primer nivel, pues tenía equipamiento que otros aeropuertos no tenían.
Tras una breve estadía en Santiago, tuvo su primera designación profesional a la sureña ciudad de Puerto Montt, como oficial de tránsito aéreo.
Pero su incansable deseo de perfeccionamiento lo llevan nuevamente a las aulas y el 18 de octubre de 1971 recibió el Título de Técnico en Control de Tránsito Aéreo de la Dirección de Aeronáutica, mientras que el 15 de septiembre del año siguiente realiza una nueva especialización, aprobando el curso de Entrenamiento de Control de Aproximación, en la misma Escuela Técnica Aeronáutica.
A fines de 1972 y como producto de una nueva designación, esta vez a Carriel Sur, ubicado en la comuna de Talcahuano, Maximiliano se traslada por primera vez a vivir en torno al río Biobío.
Posteriormente, obtiene una beca de la Fuerza Aérea para estudiar Relaciones Públicas y Comunicaciones en la naciente Universidad Católica de Talcahuano, hoy Universidad Católica de la Santísima Concepción. Estuvo casi dos años estudiando. Aprobó varios ramos, pero no pudo terminar porque nuevamente fue trasladado.
La nueva designación lo obliga a trasladarse por un breve de tiempo a Santiago, a la Academia Aeronáutica, a estudiar la especialidad de Oficial de Aeropuerto. A fines de 1973 recibe Título de Piloto, otorgado por la Dirección de Aeronáutica. Mientras que al terminar 1974 recibe Título de Subteniente (A) en la Reserva de la Fuerza Aérea de Chile.
Más tarde se desempeña en Arica, Concepción, Isla de Pascua y luego regresa a Concepción, donde se radica.
A continuación, citamos una entrevista realizada por la Gran Logia de Chile, en septiembre de 2022, como homenaje a su trayectoria, publicada en los medios de comunicación institucionales.
“Mi decisión de incorporarme a la masonería responde a inquietudes que he tenido toda la vida y con mi ingreso a la Orden Masónica pude encausarlas de buena manera, teniendo como valores rectores la solidaridad, igualdad y fraternidad”, comenta Díaz, en una entrevista.
Los recuerdos de los reconocimientos recibidos siguen sucediéndose unos a otros, y lo hace con humildad y emoción contenida. A nivel masónico, le correspondió asistir al VI Seminario Latinoamericano de Laicismo, en representación Gran Maestro de la Gran Logia de Chile en Guatemala lugar donde fue distinguido “Ciudadano de Honor del Corregimiento del Valle de Santiago de Guatemala. La Gran Logia de Chile Medalla le confiere la Medalla “Pedro Aguirre Cerda” el año 2012 y la medalla “Gran Maestro Luis Alberto Navarrete y López” el año 2022. Además, me han distinguido como Miembro Honorario las respetable logias “Esmeralda” N° 30 (2016), “Paz y Concordia” N° 13 (2018) y “Lorenzo Arenas Olivos” N° 197 (2019). Por último, fui nombrado Asesor del Gran Maestro de la Gran Logia de Chile en Ética Educacional, en 2019; y nombrado Gran Delegado Especial para el Desarrollo de la Ética Educacional, el mismo año.
En la Masonería Simbólica fue iniciado en la Respetable Logia “Paz y Concordia” N° 13 el 29 de abril de 1992. Recibió el Aumento de Salario el 31 de Agosto de 1994 y Exaltado al Grado de Maestro el 02 de Octubre de 1996, en el mismo taller. Me correspondió ejercer como Maestro de Banquetes el año 1998 y 1999 y Secretario desde el año 2000-2003.
Integró el Directorio de la Corporación de Protección de Menores y Estudiantes de Concepción el 1995 y en 1999 fue elegido Tesorero. Entidad relacionada a la Respetable Logia “Paz y Concordia” N° 13.
El 24 de Marzo del 2004 ingresa a la Respetable Logia “Lorenzo Arenas Olivos N° 197 del valle de San Pedro de la Paz, donde ocupa el cargo de Orador desde el 2006 hasta el 2018.
Desde mayo de 2022 es elegido para encabezar el proyecto de Logia en Instancia de Constitución Investigación y Estudios Masónicos “Estrella del Biobío”.
Adicionalmente, ingresa al Escocecismo un 24 de marzo de 2001 a la Logia de Perfección Grado IV “Laurel” N° 3. Actualmente, trabaja en el Grado XXXII.
La educación, para don Maximiliano, se relaciona con la mejor herencia que los padres pueden dejar a sus hijos. La elección del colegio para sus hijos marcó el punto de partida para lo que se convertiría en una de sus pasiones y que lo llevó a ocupar diversos cargos en el colegio al cual accedieron en ese momento.
Posteriormente, ingresa como Socio de la Corporación Educacional Masónica de Concepción, COEMCO, el 07 de diciembre de 1999 y al Directorio el año siguiente, donde ejerce como Secretario, Vicepresidente y Presidente.
“Es un honor pertenecer a la Corporación Educacional Masónica de Concepción. Ser parte de la historia de esta institución educacional es el mejor regalo. Un honor y privilegio, pues me ha permitido velar por sus principios, postulados y valores, defender sus intereses, además de sentirme continuador de la obra que hace ya casi setenta años forjaron aquellos ilustres hermanos fundadores, quienes dieron vida a nuestra institución, con tesón, valentía y con unidad”, manifestó Díaz.
Además, destacó lo importante que ha sido liderar en los últimos años la Asociación Nacional de Corporaciones Educacionales Masónicas de Chile, que reúne a los sostenedores de colegios laicos masónicas existente desde Valparaíso a Osorno, y con alegría se ven otros proyectos nacientes, que se están impulsando en Antofagasta y Puerto Montt.
Dice que no ha perdido ni perderá la confianza de que es posible construir una mejor sociedad, a través de procesos formativos y educativos que pongan el foco en el desarrollo de habilidades para la vida de todas aquellas personas que se encuentran en edad de estudiar-“Mi mirada, y estando de acuerdo con lo que postulaba el Educador, Estadística y Presidente de la Argentina, el librepensador Domingo Faustino Sarmiento acerca de que “Todos los problemas de la sociedad son problemas de la educación”, es que más que problemas, veo desafíos y oportunidades que se deben enfrentar con decidida convicción y amor por lo que se hace. Respecto de la o las herramientas, tiene que ver con la construcción de espacios de aprendizaje en donde predominen ambientes generadores de altas expectativas, tanto para los y las estudiantes, como para las y los docentes y equipos directivos. Ambientes, donde el foco de la tarea educativa no tiene que ver con pasar materias, sino que con la Formación de Hábitos Deseables y el Desarrollo de Habilidades”, puntualiza Díaz.
La masonería según lo ha dicho Maximiliano Díaz, ha sido su segundo hogar y en el contexto histórico ha jugado un rol clave que abordamos en esta conversación.
“Al revisar los presidentes que ha tenido nuestra República y que han sido miembros de la Orden Masónica: Pedro Aguirre Cerda, Juan Antonio Ríos, Arturo Alessandri Palma, Gabriel González Videla, Salvador Allende Gossens, entre otros y luego los diferentes ministros de Estado, políticos, jueces, parlamentarios, alcaldes, rectores de universidades, abogados, empresarios, ingenieros, profesores insignes, periodistas, entre otros profesionales, son ejemplos del cómo en el ámbito de acción que cada uno de sus miembros tiene, influye en la sociedad para contribuir de la mejor forma a su desarrollo. Lo relevante es que la masonería no actúa orgánicamente en la sociedad, sino que son las enseñanzas y valores que en sus prácticas habituales se entregan, puntualiza Díaz.
Llegar a conocer y entender cuál ha sido el aporte de masones preclaros y connotados en el desarrollo de nuestra nación, despertó el interés en Maximiliano por escribir documentos históricos acerca de la Masonería, especialmente del Valle de Concepción y, particularmente, de su Logia madre, “Paz y Concordia” N° 13. Así como también, impensadamente, se convirtió en un agente promotor de resguardar, recopilar y difundir el patrimonio del mundo masónico, razón por la cual hace algunos años atrás con el apoyo de la Corporación Educacional Masónica de Concepción, y los aportes de diversos hermanos pudo dar forma al Museo Masónico de la Región, el cual tiene por objeto conservar y dar a conocer el Patrimonio Masónico y presentar la historia de la Masonería penquista con símbolos, documentos, fotografías, numismática y elementos de trabajo de la Orden Masónica que muestran la presencia en la Región del Biobío. Todo esto les ha permitido disponer de piezas masónicas históricas como mandiles, bandas, collares, medallas, documentos, fotografías, diplomas, símbolos y otros objetos, como muestra de la memoria de un pasado marcado por el trabajo de las Logias Masónicas de la Región, en beneficio de Humanidad.
“En particular, desde mi incorporación al Directorio, se ha trabajado en torno al Sello Editorial COEMCO, bajo el cual surgieron numerosos documentos, ente ellos hay varios vinculados a la historia de los cuerpos escoses de diferentes grados, así como una biografía de don René Cánovas Robles, Ex Presidente de COEMCO, y 100 años de la Lotería de Concepción, ambos en coautoría con Carlos Muñoz Labraña Todo esto vinculado con el desarrollo y la búsqueda de una expansión permanente de la Educación Laica, en la cual creían hombres preclaros como Darío Salas Díaz, Pedro Aguirre Cerda, Virginio Gómez González, entre otros”, agrega.
“Probablemente, para aquellos que ya nos ha tocado vivir parte importante de nuestras vidas, con una cantidad significativa de aciertos y desaciertos, de desafíos enfrentados, de proyectos diseñados, impulsados e implementados, y desde esa acumulación de vida y experiencia, con prudencia y respeto, a las nuevas generaciones que deben tomar decisiones, les puedo sugerir que valores como el respeto, la responsabilidad, la prudencia y la humildad son excelente compañeros para pensar en los ámbitos de desarrollo de la sociedad e implementar aquellas acciones que pueden marcar ese mejor futuro soñado.
Respecto de aquellos que no tienen sentido de pertenencia, les puedo señalar que la vida toma mejor y mayor sentido cuando se piensa en lo colectivo, más que en lo personal, cuando se trabaja en pos de generar oportunidades para aquellos que menos tienen. Al final, lo que debe ocurrir en nuestras vidas es una suma importante de horas de trabajo pensando en el bienestar y desarrollo de todos”, cierra el presidente de COEMCO.