Potenciando las habilidades socioafectivas de nuestros estudiantes

Como miembros de la comunidad educativa, sabemos el esfuerzo que ha significado para ustedes como familias este proceso académico a distancia, sabemos y tenemos muy en cuenta que el compromiso adquirido tanto con sus hijos como con el proyecto educativo que se les plantea, ha significado también un gran desafío bajo esta realidad actual.

En este contexto, ha sido necesario re-identificar las expectativas que se establecen como padres en relación al proceso de enseñanza aprendizaje de sus hijos, apoyar y acompañar a su vez en el proceso de la re-identificación de las expectativas de sus hijos, el proceso de autoconocimiento y reconocimiento de las herramientas que poseen distantes al proceso normal de identificación y aprendizaje social, el reconocimiento y aceptación de sus dificultades en un contexto que les exige autonomía y, han acompañado y guiado la reflexión en torno a sus acciones y las consecuencias que ellas conllevan para sí mismos en todos los ámbitos en los cuales se desenvuelven.

La importancia de este acompañamiento en el proceso de reconocer aquellos aspectos que se configuran como habilidades personales, se vuelve fundamental al momento de identificar aquellas herramientas que poseen y están al servicio de este espacio de aprendizaje actual y cómo estas características son tan valiosas para ellos, como para la comunidad.

Aprender en conjunto con ellos que aquellas dificultades u obstáculos, son características identificables y por ende se pueden prever acciones o realizar cambios con el objetivo de potenciar sus habilidades y aprovechar al máximo esta nueva experiencia de aprendizaje.

Como ya señalamos, posiblemente las pretensiones iniciales o anteriores a la pandemia en relación al proceso de enseñanza aprendizaje se han ido adecuando tanto a la realidad nacional, como a las propias a nivel familiar. Han recorrido el camino de vivir la etapa escolar al interior del mundo de sus hijos, debiendo privilegiar en ocasiones el bienestar socioemocional por sobre los resultados académicos, pues la pandemia nos ha afectado a todos en distintos grados en este ámbito.

Hemos posicionado la salud mental como un factor relevante en nuestro día a día, hemos dado un vuelco al pensar que sólo bajo la presencia de ciertos signos o síntomas debíamos prestar atención y, por sobre todo hemos poco a poco aprendido a pedir ayuda a los profesionales que nos pueden brindar el soporte adecuado, comprendiendo que necesitamos orientaciones y guías para poder apoyar de manera efectiva a nuestros hijos y a nosotros mismos como parte central del núcleo familiar.

En relación con este último punto, es que queremos entregar algunas recomendaciones para potenciar el autoconcepto y autoestima de nuestros hijos.

Los niños, niñas y adolescentes inseguros se sienten torpes ante cualquier tarea o actividad novedosa que tengan que realizar o a la que ya se hayan enfrentado antes sin éxito. Los padres, profesores y otros educadores podemos ayudarlos a recuperar esa seguridad perdida o no desarrollada que tanto necesitan.

Para ello debemos potenciar su autoestima pero también la aceptación de la frustración  para que entienda que los fracasos son nuevas oportunidades de éxito, oportunidades de aprendizaje que debe aprovechar y no solo un resultado adverso que malogra sus propósitos.

Para ello la Psicóloga Sara Tarrés, Postgrado en Psicopatología Infantojuvenil (ISEP), propone 5 estrategias para ayudar a un niño, niña y/o adolescente inseguro a como a sobreponerse a las experiencias de frustración y/o fracasos.

 

Estrategias para ayudar al niño inseguro:

 

  1. Elogiarle en lugar de criticarle: Los padres debemos ofrecer nuestros hijos la confianza suficiente en ellos mismos para que sean capaces de enfrentarse a cualquier tarea, reto o circunstancia que se le plantee. Eso se consigue alentándole, elogiándole sinceramente, brindándole ánimo cuando está aprendiendo a caminar, a leer, a tocar un instrumento pero también cuando hace otras tareas cotidianas como poner la mesa, hablar con un vecino, mantener el orden en su habitación, o sencillamente cuando juega.

Las críticas constantes, u otras frases similares, vulneran la autoestima y el autoconcepto de nuestros hijos mermando la seguridad y confianza en ellos mismos. Si queremos un niño,  niña u adolescente confíe en sí mismo debemos empezar transmitiéndole que nosotros confiamos en él.

 

  1. Darle responsabilidades acordes a su edad: Un niño, niña u adolescente aprende a confiar en sí mismo y en lo que es capaz de hacer en la medida que tiene oportunidades de enfrentarse a diferentes responsabilidades.

Cuando se les sobreprotege, y no se les permite hacer nada por sí mismos porque siempre tiene quien realice las cosas por ellos, aprenderán a pensar que no son capaces de hacer todo eso que hacen sus padres o cuidadores. Será un niño, niña u adolescente que crecerá pensando que siempre necesitará a alguien a su lado para superar cualquier adversidad. Si queremos que nuestros hijos dejen de ser inseguros o que no se convierta en ello, debemos fomentar su autonomía e independencia, ofreciéndole tareas y responsabilidades acordes a su edad.

 

  1. Jugar, reír, bailar, disfrutar: En la mayoría de casos los niños, niñas y adolescentes inseguros son rígidos en sus comportamientos, se dejan llevar por miedo al ridículo o a las críticas, así que es importante que aprendan a disfrutar jugando, riendo o bailando en compañía de otros niños o adultos. Deben vernos a nosotros mismos, sus padres o educadores, realizando estas acciones, observar que no pasa nada, que es divertido reírse de uno mismo.

 

  1. Minimizar los fracasos: Para que un niño, niña u adolescente recupere la seguridad en sí mismo debe vivir los fracasos como nuevas oportunidades de éxito no como algo paralizante y frustrante. Eso no es posible si vive o en una familia con estilos educativos rígidos, autoritarios o con falsas expectativas. Estilos educativos que no toleran los fracasos y que generan inseguridad.

Es necesario fracasar para aprender, es necesario caer muchas veces antes de aprender a andar, bajemos expectativas y minimicemos los pequeños fracasos o errores que cometan nuestros hijos.

 

  1. Entrenar el pensamiento positivo, autorefuerzo: Esta última estrategia proporciona a los niños, niñas y adolescentes la oportunidad de creer en ellos mismos, deben aprender a alentarse, motivarse, a decirse cosas positivas, a cambiar su discurso interno. Cambiar el “yo no lo sé hacer” por un “yo no lo sé hacer todavía”, cambiar el “sé que no puedo” por “¿y qué pasa si lo intento?”, cambiar el “qué mal que lo he hecho” por “un muy bien, lo he intentado, la próxima vez seguro que irá mejor”.

 

Charles Dickens, escritor y novelista inglés señaló que Cada fracaso le enseña al hombre algo que necesitaba aprender, y en relación a ello es que nos gustaría invitarlos a reflexionar y acompañarnos en el proceso de trabajar en el desarrollo y promoción de habilidades socioemocionales y socioafectivas de nuestros estudiantes en este nuevo escenario de enseñanza aprendizaje.